¿Sabías que existe una relación directa entre nuestro estado emocional y el diseño de nuestra vivienda? Probablemente alguna vez te habrás percatado de cómo los espacios que visitamos nos transmiten diferentes sensaciones, distintas energías que influyen en cómo nos sentimos en ellos. Pero ¿por qué sucede esto? Según los expertos, el diseño y la decoración influyen directamente en nuestras emociones y en nuestra salud mental. Un fenómeno que ha sido bautizado como “interiorismo emocional”, y que protagoniza nuestro post de hoy. Si quieres saber más sobre esta forma de entender el interiorismo, conocer de dónde surge y cómo puedes aplicarla a tu hogar, sigue leyendo 😉
¿Qué es el interiorismo emocional?
Podríamos definirlo como la adaptación de los espacios y su diseño interior a las emociones humanas. Este tipo de interiorismo busca evocar emociones positivas mediante la combinación de materiales, texturas y colores escogidos para decorar un espacio, sea este una vivienda, un negocio o un local comercial.
¿De dónde surge?
Esta forma de entender el diseño interior nace como resultado de la combinación de tres técnicas clave de la psicología ambiental: La Biofilia, la Neuroarquitectura y el Feng Shui.
Su objetivo reside en dar vida a “espacios emocionales” o, en otras palabras, diseñar estancias en función de las emociones que queremos que estas nos hagan sentir.
Interiorismo emocional en el hogar
¿Cómo podemos conseguir una “vivienda emocional” que nos ayude a sentirnos más cómodos, tranquilos y felices? Te contamos los principios del interiorismo emocional y cómo aplicarlos a tu hogar ¡Toma nota!:
1.La importancia de los colores
¿Has oído hablar de la psicología del color y la colorterapia? Ambas defienden que cada color posee unos atributos concretos que, utilizados de la forma correcta, pueden ayudar a mejorar nuestra salud física y emocional. La colorterapia trabaja con una gama cromática de ocho colores, cada uno de ellos centrado en una parte de nuestro organismo y en una emoción distinta.
– Verde: Se asocia con la tranquilidad y el equilibrio.
– Turquesa: Combate el cansancio mental y la sensación de soledad
– Magenta: Ayuda a lidiar con la tristeza
– Violeta: Se utiliza para reducir la ansiedad
– Amarillo: Transmite alegría y energía.
– Naranja: El color de la vitalidad.
– Rojo: Sus principales atributos son la energía y la fuerza.
Conocer bien las características de los colores y los efectos que pueden tener en nosotros, es clave para poder diseñar un hogar emocional, que nos ayude a alcanzar el estado de ánimo óptimo para cada estancia. Y sí, decimos para cada estancia, porque las emociones que buscamos sentir en el cuarto de baño o el dormitorio no son las mismas que en el salón o la cocina. Y es que mientras que en las dos primeras la calma será la emoción más demandada, en las segundas querremos sentirnos más activos y vitales.
Imagen: Wink Group
Así, los tonos verdes y azules son perfectos para espacios como el aseo o el dormitorio, en los que anhelamos paz mental y relajación, mientras que los amarillos y naranjas serán los favoritos para las estancias comunes.
Pero la teoría del color no es lo único que debemos tener en cuenta, los recuerdos que nosotros mismos tenemos asociados a cada tono también son importantes. Si quieres conseguir una casa apacible y relajada, elige colores que te transporten a lugares o momentos en los que experimentaste esos sentimientos ; )
2.Saca el máximo partido a la luz natural
Que la luz influye de manera determinante en nuestro estado anímico y nuestra salud física y mental no es ningún secreto. Pero ¿Cómo lo hace? Estos son algunos de los efectos positivos que la iluminación natural tiene en nosotros:
– Aumenta la producción de serotonina, lo que hace que nos sintamos con más energía y más felices.
– Ayuda a combatir emociones negativas como el estrés, el cansancio, la tristeza o la apatía
– Contribuye a reforzar nuestro sistema inmunológico
– Mejora nuestro reloj biológico
– Mejora nuestra salud visual

Imagen: Wink Group
3.Introduce materiales y tejidos sostenibles
Madera, mimbre, lino, cerámica, paja… son algunos de los materiales y tejidos más empleados en el interiorismo emocional, que sigue los principios del biointeriorismo, abogando por materiales naturales y libres de sustancias tóxicas. Además, este tipo de materiales ayudan a atenuar los ruidos y reducir así emociones negativas como el estrés.

Imagen: Wink Group
4.Apuesta por la vegetación como decoración
El diseño biofílico juega un papel fundamental en el “interiorismo emocional”. Este tipo de diseño se centra en emular e introducir la naturaleza en los espacios, para que reconectemos con ella y con los beneficios que nos aporta. Se trata de que la vegetación inunde el lugar con su efecto embellecedor y terapéutico. Una de nuestras opciones favoritas para introducir plantas en el hogar es la que te mostramos en esta imagen: utilizarlas como separador de ambientes.

Imagen: Wink Group
¿Y tú? ¿Te animas a aplicar el interiorismo emocional en tu vivienda?